Desde el enfoque humanista, la Escuela Normal Superior Marco Fidel Suárez reconoce al estudiante como un ser social, capaz de auto conocerse y reconocer mejor sus cualidades y debilidades, por lo que puede comprender su lugar en la sociedad y cómo es que puede mejorar el mundo; así mismo con valores claramente definidos que lo llevará a una mejora constante como persona.
Igualmente, fomentan el aprendizaje por descubrimiento de Bruner, como aporte que ha marcado la educación del siglo XX, buscando que el estudiante muestre interés y curiosidad en adquirir nuevos conocimientos a través del diálogo constante con sus docentes, la buena convivencia entre sus pares, habilidades de trabajo cooperativo, regulación de conflictos, el diálogo y la conciliación. Del mismo modo, al explorar, cuidar y valorar el medio ambiente podrá fortalecer su espíritu investigativo que lo lleve a participar en diferentes experiencias de aprendizaje con la premisa que, a partir de ello, será un líder transformador de su realidad inmediata. Bruner (1984) sostiene que “la educación consiste en inculcar habilidades y fomentar la representación de la propia experiencia y del conocimiento para buscar el equilibrio entre la riqueza de lo particular y la economía de lo general (p.124). Es esta vinculación, la que da sentido, al rol del estudiante, al pensarlo en medio de ese equilibro que lo lleva desde lo particular a pensarse en perspectiva global gracias a un currículo pensado al servicio de su desarrollo cognitivo.
El estudiante es el potencial, es el centro y protagonista del aprendizaje. Es la llama que se debe cuidar y mantener encendida, es la razón de ser de la práctica educativa, es el por qué y el para quién se piensan e intencionan las dinámicas escolares.
El estudiante, es quien apropia un aprendizaje y se transforma, es quién explora, es curioso, da sentido a la investigación formativa, propone la solución de problemas y desarrolla pensamiento como una preparación para el mundo de la vida, haciendo frente a los diversos desafíos que ésta les presenta e impulsando el desarrollo de sus habilidades, competencias y destrezas, logrando hacer en contexto y ser con convivencia con los otros.
Los niños, niñas y jóvenes que habitan las aulas de esta Escuela Normal son la razón de ser de los maestros marquistas, y se conciben como seres potentes capaces de transformar sus pensamientos e intereses, encontrando diversas formas de aprehender, sintiéndose feliz consigo mismo, procurando su motivación, su bienestar y el respeto por la sociedad donde se desenvuelve.
La Escuela Normal, asume el estudiante, como un ser biopsicosocial, en donde las estructuras biológicas, psicológicas y sociales confluyen en los procesos de maduración del ser. Dicho de otro modo, las características que un estudiante marquista puede adoptar dentro de la construcción de su propio conocimiento son articuladas con su conducta de acuerdo con su edad y etapa de desarrollo, aprendiendo con innovación, práctica y experiencia para transformar su realidad.
En la concepción del estudiante se reconocen todas las facultades humanas capaces de adquirir conocimientos y habilidades. El estudiante es el ser educable, susceptible para su desarrollo de la influencia del medio exterior, en pro de potenciar todas sus dimensiones del ser, la visión se relaciona con seres humanos competentes, con sentido crítico, con autonomía en su quehacer y con habilidades físicas y mentales que les permitan involucrarse a nivel social, gracias a un proceso integral de formación.
Así mismo, el estudiante del Programa de Formación Complementaria se concibe como un maestro que en su desempeño en los ciclos y niveles de educación inicial, preescolar, básica primaria y como directivo docente – director rural, habrá de ejercer como un profesional crítico y analítico de la educación, gestor del conocimiento y promotor de la cultura del municipio de La Dorada o del territorio al cual se vincule en su futuro laboral.
El egresado de la Escuela Normal se perfila con capacidades de trabajar en equipo, con habilidades comunicativas, y habilidades para la regulación de los conflictos y para gestionar su propia formación, interiorizando la creatividad, recursividad e innovación como procesos fundamentales que requiere el mundo actual. Estas habilidades reflejadas respecto a sí mismo, a los otros y a la realidad. En este tránsito a Escuela Normal la institución está comprometida con potenciar estudiantes con capacidad de análisis, escucha, trabajo en equipo, comunicación y con capacidad de adaptación ante cualquier situación laboral, es decir, proyectar profesionales útiles para sí mismos y para la sociedad, capaces de enfrentar al mundo desde su interiorización personal y teniendo en cuenta los valores éticos y morales que son la base fundamental para una buena formación del ser, el conocer, el hacer y el vivir juntos.
En consecuencia, el estudiante de la Escuela Normal Superior Marco Fidel Suárez se reconoce desde las inteligencias múltiples de Gardner (en Carbonell Sebarroja, 2015) en tanto, se piensa en los estudiantes desde sus diferentes potencialidades, creando habilidades sociales, oído musical, creatividad, ubicación espacial, cuidado del medio ambiente, destrezas motrices, lógica, lectura crítica, oralidad, expresión corporal, toma de decisiones, regulación de conflictos, manejo de emociones. En palabras de Howard Gardner (1987):
Es de suma importancia reconocer y alimentar todas las inteligencias humanas y todas las combinaciones de inteligencias. Todos somos tan diferentes en parte porque todos poseemos combinaciones distintas de inteligencias. Si reconocemos este hecho, creo que al menos tendremos más posibilidades de enfrentarnos adecuadamente a los numerosos problemas que se nos plantean en esta vida.
El estudiante, posee desde su funcionamiento cognitivo habilidades en las ocho inteligencias descritas por Howard Gardner (Lingüística, lógica-matemática, espacial, cinético-corporal, musical, interpersonal, intrapersonal, naturalista), el escenario escolar se piensa por y para la inteligencia humana, en tanto, Gardner sugiere que virtualmente todos tenemos la capacidad de desarrollar las ocho inteligencias hasta un nivel razonable de rendimiento si recibimos el apoyo, el enriquecimiento y la formación adecuados. (Armstrong, 2017, p.33). El estudiante se asume desde una mirada holística e integral, para que las experiencias diseñadas en el escenario escolar aporten al despliegue de habilidades y competencias en los diferentes tipos de inteligencia.
En este orden de ideas, se asume una actitud de cuidado por las ideas de los estudiantes y del conocimiento como una actividad del sujeto, igualmente, se reconoce que la elaboración cognoscitiva, involucra esquemas previos en los estudiantes, tal y como lo anuncio Ausubel (1986) “el factor más importante es lo que el alumno ya sabe, averígüese esto y enséñese consecuentemente”, principio apoyado por Jerome Bruner con su posición frente a la educación de los niños, la cual debía centrarse en cómo enseñan los maestros y cómo aprenden los estudiantes (en Díaz, 2009). El estudiante, es para quien se piensa el proceso educativo, es la inspiración que conduce a dinámicas escolares pensadas e intencionadas al servicio del desarrollo humano integral del estudiante.